
Para obtener impresiones fotográficas de calidad, lo primero que hay que tener es un criterio, que se obtiene a partir de la suma de experiencia y conocimientos técnicos. Luego hay que dotarse de medios que permitan obtener lo que se quiere; en ese sentido, el disponer de elementos propios para linearización, calibrado y ajuste de los medios de impresión, así como de las aplicaciones informáticas correspondientes, nos permite, junto con el empleo de materiales de primer nivel, un control constante en la calidad de las impresiones.
La gestión de color, su correcta aplicación, mediante la obtención de perfiles propios de impresión para cada máquina y cada soporte, asegura impresiones de calidad contrastada, en todas las variables de trabajo posibles: galería, retrato, paisaje, industrial, artístico, deportivo, etc…, con resultados en tonos naturales que dan imágenes realistas, con colores coherentes y excelente definición.
El complemento para una buena impresión puede ser un adhesivado en Foam (grosor según tamaño), un laminado protector (con distintos acabados) y un enmarcado en perfil de aluminio.